ELECTRA
Mi padre ha plantado su cetro
en el fondo mismo de la casa:
tú ves cómo le crecen sombras
todas las mañanas.
Yo no temo a los muertos
que no ha sembrado mi mano.
Tú, el origen de la negra fortuna,
vives el fuego de las bodas felices
y tus besos ya olvidaron
al que yace trizado en su leyenda.
Guardo ramos de hierro en mi garganta,
secretos como los infortunios de mi hogar,
y en las noches, los cuerpos del cortejo
abriremos puertas en la espera:
lentos los pasos de mi venganza.
PÁJAROS
El cielo está sangrando pájaros.
Muchos pájaros de un raro color,
desmadejados,
las alas yertas,
los picos deshechos.
Sólo soplos grises
cayendo desde lejos.
Pájaros de dónde.
Tal vez despojos de ciertos ángeles
caídos de la secreta casa.
Cientos de pájaros
con el grito roto en la garganta
y los ojos vueltos.
Todos serán sombras.
Para que los olvidemos.
AUTORRETRATO APÓCRIFO DE ROBERTO MATTA
(A partir de la exposición “Poesía para ver la pintura de Matta” en Santiago, 2000)
Mis venas azules el tejido
de todo mi cuerpo
suena a transparencia
Escucha el susurro de mis poros
esas manchas
el zumbar de mi cabeza mis orejas
de mis ojos esa fosforescencia
el ruido el estallido
del cosmos
Oye cómo circula mi sangre
fluye a borbotones
entra en mi corazón
inocente se construye y luego se destruye
a medias y padece
en este continente desbordado
mío tuyo nuestro
desangrándose
Toca mi geografía
es como el cristal
de ciertas botellas de boticario antiguo
Escucha el tintineo de estos matraces
caprichosas formas
con que mis huesos aventureros
parten hacia otros cosmos
Tócame con tus dedos
éste es mi cuerpo
el hemisferio donde conviven mis dioses
con los dioses
de mis padres
todos aquí reunidos
hace más de quinientos años
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